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Los años cincuenta vs la vida moderna

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Desde hace varios años, en redes sociales suele hablarse con anhelo de cómo era la vida en los años cincuenta y cómo es ahora. «Con un solo ingreso —el del hombre— se podía tener una casa, cubrir los gastos y formar una familia» es lo que muchos —especialmente conservadores— suelen argumentar.

Esta idea se ha hecho viral, con memes que muestran a un padre llegando a su casa después de un día de trabajo duro, mientras la esposa lo espera con los hijos, felices de su regreso, de estar juntos y de «no tener ningún tipo de dificultad económica o problemas». Al menos, eso es lo que esta tendencia está haciendo creer a muchos.

Veamos…

En los años cincuenta, un hombre podía mantener a una familia de cuatro integrantes sin necesidad de que la mujer trabajara. No era necesario tener el mejor trabajo del mundo. Un mecánico, o cualquier hombre con un oficio, era suficiente para pagar la casa, los gastos, formar una familia y enviar a los hijos a la universidad.

Muchas personas han compartido las historias de sus padres o abuelos, y de lo «fácil» que era la vida en los años cincuenta en comparación con la actualidad. Pero todas estas historias —por muy ciertas que puedan ser o bonitas que suenen— dejan de lado la realidad de ambas épocas: lo que hizo posible que en los años cincuenta la vida fuese así, y lo que hace que la vida en el siglo XXI parezca tan difícil.

Estas historias también omiten las condiciones económicas de cada época, las oportunidades, la evolución económica y tecnológica, y las comodidades de las que se puede disfrutar hoy en día, inimaginables en épocas pasadas. Sin mencionar cómo ha aumentado, en términos porcentuales, la tasa de propiedad de viviendas a lo largo del tiempo.

El tamaño de una casa promedio en los años cincuenta oscilaba entre 750 y 1000 pies cuadrados, mientras que en 2025 va de 1000 a 1500 pies cuadrados. En los años cincuenta, la casa promedio solo disponía de ventiladores para mantenerse fresca, mientras que en 2025 las viviendas cuentan con sistemas avanzados de aire acondicionado. En los años cincuenta, solo se contaba con servicio eléctrico —en el mejor de los casos—, mientras que en 2025 se dispone de electricidad en toda la propiedad, con acceso a internet de banda ancha, servicio telefónico, agua corriente y sistema de drenaje de aguas negras.

De acuerdo con estadísticas de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, en 1950 solo el 55 % de los estadounidenses eran propietarios de una casa, en comparación con el 65,7 % en 2025.

Hay muchos factores que influyen en las diferencias entre la vida en los años cincuenta y en el siglo XXI, pero en términos absolutos, la humanidad vive hoy mejor que en cualquier otra época de la historia.

En los años cincuenta, la casa promedio contaba apenas con una cocina de gas y un refrigerador pequeño; no había lavaplatos, por lo que los platos se lavaban manualmente. En 2025, las cocinas eléctricas son comunes en una casa promedio. Los refrigeradores son mucho más grandes y cuentan con microondas, además de lavavajillas que realizan automáticamente el lavado de los platos. En los años cincuenta, ni la lavadora ni la secadora formaban parte del equipamiento habitual de una casa promedio. Hoy en día, ambos aparatos son parte del equipamiento básico en prácticamente cualquier propiedad.

El ser humano evoluciona, y con él, la solución a sus problemas. La mayoría de los dispositivos que conocemos hoy en día no existían ni siquiera en concepto en los años cincuenta. El sistema capitalista ha facilitado la innovación, y la innovación ha permitido la optimización del tiempo, con la creación de tecnologías que facilitan nuestra vida.

Pero, a medida que se crean estas soluciones, el ser humano eleva las expectativas de lo que considera básico, lo que agrega costos al presupuesto de un hogar e incrementa el costo de vida.

En los años cincuenta, muchas familias tenían un solo coche o usaban el transporte público. En 2025, los costos incluyen combustible, mantenimiento y, en muchos casos, dos autos. En 1950, el seguro médico era poco común y los costos directos eran bajos. En 2025, los seguros y copagos son elevados, incluso con cobertura. En 1950, la vivienda promedio incluía electricidad y agua corriente. En 2025, se suman servicios como internet, telefonía móvil y suscripciones digitales.

La vida moderna tiene sus costos, y a medida que se inventan más productos, las personas tendemos a creer que todos los necesitamos y queremos.

Ese comportamiento humano hace que el presupuesto básico familiar sea más alto hoy en día, en términos de productos que lo componen, que en los años cincuenta.

No hay nada de malo en que el ser humano quiera más, tenga ambiciones y desee resolver problemas mediante dispositivos que nos facilitan la vida. Sin embargo, debemos reconocer que, a medida que incrementamos nuestras «necesidades», el presupuesto para cubrirlas también aumenta.

Las imágenes de los cincuenta muestran a mujeres y hombres vestidos de forma elegante, aunque cada uno tenía uno o dos vestidos y trajes. A los niños jugando con uno o dos juguetes, quizás hechos de madera o fabricados por ellos mismos, en una vivienda que contaba esencialmente con lo básico: un mueble, un comedor pequeño y lo necesario para vivir. En 2025, no solo las fotos de nuestros conocidos muestran muebles con masajeador incluido y un televisor por habitación, sino también a los niños con teléfonos celulares y consolas de videojuegos, y a los padres con armarios llenos de más ropa de la que necesitarán en su vida.. Adicionalmente, las publicidades de las corporaciones y las tarjetas de crédito nos hacen creer que necesitamos todo eso y mucho más.

Yo no soy enemigo del consumismo; cada quien tiene derecho a hacer y gastar su dinero como prefiera, pero sí soy un firme defensor de una vida austera, con consumo necesario y cero extravagancia.

Quizás esa sea la solución para quienes se lamentan de no poder cubrir los costos de su vida en la modernidad: bajar la barra de lo que creen que necesitan, pero que no pueden pagar.

Necesitas una casa, pero no una que sea más grande y costosa de lo que realmente puedes pagar. Puedes necesitar un coche, pero no el último modelo con toda la tecnología disponible y cuyas cuotas superan tu ingreso mensual. Necesitas estar comunicado, pero no es necesario cambiar el iPhone todos los años para estar «siempre a la moda». Necesitas entretenimiento, pero no cargar tus tarjetas con las suscripciones de todas las plataformas de streaming existentes. Necesitas un televisor, pero no uno en cada habitación. Debes disfrutar el tiempo libre, pero no necesariamente en el lugar de moda del momento, ni en el resort de cinco estrellas que te hará regresar de tus vacaciones con más deudas que ahorros.

Pensemos en todas las comodidades de las que disponemos hoy, que no existían en los cincuenta, y respondamos: ¿Quisiéramos vivir en la época en la que no existían la lavadora ni la secadora? ¿Quisiéramos volver atrás en el tiempo y vivir sin los avances médicos al alcance de nuestras manos en cualquier farmacia? ¿Seríamos más felices viviendo en una casa sin la tecnología eléctrica, el sistema de acondicionamiento y la seguridad disponibles en el siglo XXI? ¿Estaríamos mejor con un solo carro en casa o dependiendo solo del transporte público?

Pues hoy día podríamos tener una vida así, simplemente renunciando a esas comodidades y buscando una propiedad para formar una familia en una zona rural donde no sean la norma.

¿O quizás deberíamos aprender a decir ‘no’ a cada estímulo que nos hace creer que queremos cosas que no necesitamos, o que no podemos pagar?

Para concluir:

La vida moderna tiene soluciones maravillosas para problemas comunes, pero también puede representar una trampa para quien no conoce el autocontrol o no sabe reconocer la diferencia entre lo realmente necesario y lo que simplemente cree que necesita.
Si la vida te parece muy cara o difícil en la actualidad, puedo estar de acuerdo en términos inflacionarios, pero tal vez lo que necesitas es ajustar lo que consideras esencial, estableciendo un nivel racional, austero y que puedas cubrir con tranquilidad.
Jose Miguel

Jose Miguel

Antes de conquistar el poder, debemos conquistar los medios, por eso fundé esta revista y no un movimiento estudiantil. Esta es mi cuenta de 𝕏 @jpgechele

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