Mucho se dice que «la guerra ha sido parte del motor de la innovación», porque muchas de las invenciones que se han hecho para pelearlas, son posteriormente utilizadas para crear productos y servicios modernos.
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Lo mismo pasa con los controles del Estado. Muchas de las decisiones políticas, económicas e ideológicas que se toman en las guerras desde posiciones de poder, llegan para quedarse en nuestras vidas, a través de leyes, regulaciones y sanciones que aplaudimos al momento de la guerra.
En Twitter escribí:
Todo lo que los gobiernos practican en una guerra, es para luego implementarlo a sus ciudadanos en condiciones normales.
Mosca con lo que aplauden.
— Jose Miguel 🗽 | 7 (@JP_7_) March 25, 2022
No me considero «anti-guerra», de hecho, creo que la guerra es una condición natural del ser humano y la veo intrínseca en el derecho a la legítima defensa. Pero vamos, ¿Las guerras de hoy día se pelean para defender nuestros derechos o para restringirlos?
Veámoslo con un ejemplo: el ataque terrorista de 2001 a las Torres Gemelas en Estados Unidos. El gobierno respondió de vuelta (derecho a la legítima defensa) y se inició una guerra de 20 años.
Estados Unidos no volvió a ser atacada, pero muchas de las regulaciones que el gobierno implementó «como protección y seguridad nacional» llegaron para quedarse.
Luego de los ataques terroristas de 2001 a Estados Unidos, el gobierno impuso controles en el nombre de «la seguridad nacional».
Muchos de esos controles, especialmente los vinculados al libre tránsito aéreo y la oportunidad de abrir cuentas bancarias, llegaron para quedarse.
— Jose Miguel 🗽 | 7 (@JP_7_) March 25, 2022
Sí, a pesar de no estar siendo atacados ya y volver a vivir en condiciones normales, viajar en avión hoy día o abrir cuentas bancarias, por mencionar solo unas, son cosas normales de la vida en sociedad, que tienen exceso de controles y regulaciones post-ataques terroristas de 2001.
Los gobiernos del mundo libre también tienen su morbo por el control absoluto, solo que sus mañas no son tan obvias como las de tiranos de la talla de Putin o Xi Jinping.
Mientras que unos gobiernos imponen controles en la guerra, que se quedan en la post-guerra en forma de regulaciones y leyes, los regímenes totalitarios lo hacen de forma cínica, basados en el miedo y el enemigo externo.
Se inventa peleas, para mantener a la sociedad controlada.
— Jose Miguel 🗽 | 7 (@JP_7_) March 25, 2022
Nada más terrible que vivir bajo un régimen como el Chino, el Ruso, el Cubano y el Venezolano. Los controles sociales son implementados todos los días, porque «todos los días el país está siendo atacado por el enemigo externo», un enemigo imaginario.
Ese enemigo imaginario sirve de excusa para poner al país entero en posición de zozobra, de miedo, y cuando se vive en el miedo, no se piensa apropiadamente y hasta se aplauden cosas que nos perjudican.
Los gobiernos saben que si ellos quieren imponer controles, pero no hay una excusa, la guerra es una muy buena.
La guerra es una condición indeseable, para los ciudadanos, pero no para los gobiernos. Ellos, los gobiernos, las usan para poner en práctica sus controles a la gente.
— Jose Miguel 🗽 | 7 (@JP_7_) March 25, 2022
Y aquí quiero entrar en el tema de las sanciones económicas en momentos de guerra, pues si bien en la guerra se vale todo y al enemigo hay que tratar de neutralizarlo y dejarlo sin recursos, ¿Se han preguntado qué pasa después?
Los controles «en el nombre de la seguridad nacional» son como la inflación: una vez que llegan, no se van. Durante la guerra, los controles son «para ganar la guerra», pero una vez se gana la guerra, los controles son «para evitarla de nuevo».
Mi único problema con las sanciones económicas es que, una vez que el gobierno recibe la ovación de la gente para implementarlas «solo a los malos», el gobierno no solo disfruta del poder absoluto para imponerlas cuando quieran, sino a quien quiera.
Ellos nombran a «los malos».
— Jose Miguel 🗽 | 7 (@JP_7_) March 25, 2022
Todo ese poder concentrado en pocas manos, al que se le dio luz verde en la guerra «por nuestra seguridad», se convierte en el mazo que el Estado usa en contra de sus enemigos, y no siempre los enemigos del Estado son extranjeros, o tiranos, o terroristas. Repito: son ellos -el Estado- quienes nombran «a los malos».
Así pues, unas sanciones económicas hoy, en las que se prohíbe mover el dinero o usarlo para ciertas cosas, a grupos de personas o países enteros, mañana pueden ser regulaciones especiales para todos los ciudadanos del mundo libre, «en el nombre de la seguridad nacional».
Termino con esto:
Sí, una guerra hay que ganarla y se vale todo en ella. Sí, al enemigo hay que estrangularlo, sea por la fuerza o por medio de medidas como las sanciones económicas.
Pero cuidado con una cosa: no sacrifiquemos la libertad, por seguridad, porque podemos perder ambas.
— Jose Miguel 🗽 | 7 (@JP_7_) March 25, 2022