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Cómo funciona el periodismo tradicional hoy dia

Cómo funciona el «periodismo» tradicional hoy día

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Lo digo sin ningún tipo de filtro: no siento el más mínimo respeto por el «periodismo» tradicional; no solo a los medios, sino a los «periodistas».


 

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Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

 

Dicho por ellos mismos, y bastante que se jactan de esto es: «Nuestro trabajo es la búsqueda de la verdad». Esa ha sido la supuesta máxima de esa mal llamada «ética periodística», que no es más que un manifiesto sobre cómo comportarse a conveniencia del poder, cuando se hace comunicación social.

Otra de las máximas del periodismo tradicional es la supuesta «imparcialidad». Han querido venderse como «objetivos y neutros», pero todos siempre nos inclinamos más para un lado, que para el otro, solo que los periodistas usualmente se inclinan hacia el lado del poder y del mal.

En Twitter escribí:

No hay que ser genios para reconocer cuándo un periodista trabaja para el establishment. Su contenido es tibio, sus entrevistas son excesivamente aburridas y preparadas, las noticias son rebuscadas y sus opiniones son complacientes.

Sí, los periodistas también opinan, solo que son tan macabros en la manipulación del lenguaje, que usan palabras con doble sentido y oraciones que dan para múltiples interpretaciones.

Hemos aprendido que para sacar a un mal político del poder, tenemos la herramienta de la democracia. Cada cierto tiempo tendremos la oportunidad de premiarlo o castigarlo por su mal trabajo; aunque eso no sea ya cierto hoy día.

Pero, ¿Cómo hacemos para castigar a un mal periodista por su trabajo en favor del mal o de la mentira?

Es una pelea de David contra Goliat, porque se trata es de reputación e influencia y cuando estos tienen el pulmón financiero y soporte del conglomerado mediático y político, fácil pueden opacar nuestros esfuerzos.

No podemos botarlos del cargo en un proceso de elección popular, pero es mucho más fácil que eso, especialmente hoy día con internet, las redes sociales y la tecnología.

Al «periodista» que se acuesta con el poder hay que exponerlo, hay que cuestionarlo, hay que criticarlo y no dejarlo en paz hasta que su reputación esté por el suelo y tenga que vivir de las limosnas, si es que alguien acaso quiere darle algo cuando sepa de su perverso trabajo.

Porque no es cierto que «buscan la verdad», solo buscan la información que más les conviene, que es tendencia o que los ayuda a viralizar. No es cierto que «son imparciales», porque se inclinan para el lado que les otorga más beneficios, y estos no son siempre beneficios económicos.

Cuenta la leyenda que una vez existió un periodismo serio, que investiga, que cuestiona al poder y a quienes lo ejercen, que solía servir de guía hacia la verdad para quienes los leían o escuchaban, pero eso raramente se ve hoy día.

¿Hay alternativa? ¡Claro que sí!

Si bien al falso periodismo hay que enfrentarlo y desmantelarlo, hay una gran desventaja al momento de pelear contra la fuerza de su tamaño y poder económico; es casi imposible. Ellos tienen llegada en masa, pero quienes se enfocan en grandes números, descuidan los pequeños: los nichos.

Es ahí donde entran los medios alternativos. Podrán ser pequeños, podrán ser poco conocidos, podrán tener poca o moderada influencia, pero tienen audiencias más comprometidas, mejor preparadas y más interesadas por la libertad.

Los medios alternativos son el talón de Aquiles de los grandes medios tradicionales.

Para cerrar:

Hasta la próxima semana.
José Miguel

Jose Miguel

Jose Miguel

Antes de conquistar el poder, debemos conquistar los medios, por eso fundé esta revista y no un movimiento estudiantil. Esta es mi cuenta de Twitter @JP7___

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